El Ejército retiene a la ministra de Exterior de Honduras, Patricia Rodas
La ministra de Exteriores de Honduras, Patricia Rodas, está detenida y hay orden de captura contra los miembros del Gobierno de Manuel Zelaya, informó hoy a Efe el secretario personal del presidente, Eduardo Enrique Reina.
Reina indicó que la ministra de Exteriores se puso en contacto con él en horas de la mañana para decirle que su casa estaba rodeada por efectivos del Ejército y que iban a interrumpir las comunicaciones, horas después de que Zelaya fuera detenido por militares que los enviaron por la fuerza a Costa Rica.
Agregó que hay una orden de captura contra todos los ministros del gabinete del presidente.
El secretario privado de Zelaya dijo que pudo contactar con algunos ministros "que se habían movido a lugares más o menos seguros".
Reina agregó que también se comunicó con miembros del Congreso Nacional, que convocó a una sesión extraordinaria para el mediodía de hoy después de la detención de Zelaya.
"He hablado con varios líderes del Partido Liberal (agrupación de Gobierno), nos dicen que están muy molestos, que no tenían conocimiento" de la operación militar, explicó, al señalar que los diputados atribuyen la expulsión de Zelaya a una acción del presidente del Congreso, Roberto Micheletti, y la Corte Suprema.
Honduras se encontraba desde hace días en una situación de crisis política ante la consulta impulsada por el presidente para preguntar a la población sobre la convocatoria de una Asamblea Constituyente que reformara la Constitución.
La consulta, que debía tener lugar hoy y había sido considerada ilegal por la Justicia y el Parlamento, derivó en la destitución del jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez, por parte de Zelaya por su negativa a brindar su colaboración a la celebración de la encuesta.
Esa decisión, que puso al país el jueves al borde de un golpe de Estado, según el propio Gobierno, fue considerada inconstitucional por la Corte Suprema.
Los detractores de Zelaya han insistido en que la iniciativa del presidente de reformar la Constitución tiene como fin último una intención del gobernante de perpetuarse en el poder, extremo que el presidente ha negado reiteradamente.
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