TEGUCIGALPA (AP) - El presidente hondureño derrocado Manuel Zelaya llegó a Tegucigalpa sigilosamente y cuando nadie lo esperaba, generando una nueva etapa en la crisis política de esa nación centroamericana.
Poco después de imponer un toque de queda de 15 horas vigente desde las 4 de la tarde, Micheletti ofreció en cadena de radio y televisión, acompañado de sus ministros, líderes empresariales y jefes militares y de policía, "respetar los derechos del señor Zelaya al debido proceso".
El presidente de facto indicó que "los ojos del mundo están puestos sobre Brasil y también sobre Honduras". Su cancillería protestó ante el gobierno de Brasil por "permitir que desde su sede (diplomática) se formulen llamados públicos a la insurrección y la movilización política de parte del señor Zelaya, un prófugo de la justicia hondureña".
"Tal injerencia en los asuntos privativos de los hondureños resulta condenable y por tal motivo se protesta la misma de manera enérgica, lo que constituye una flagrante violación del derecho internacional", añadió en un comunicado.
El canciller brasileño Celso Amorín dijo en Washington que su país no tuvo ninguna participación en la llegada de Zelaya a Honduras y que llegó a la embajada desarmado y junto a su esposa.
"Esperamos que esto abra una nueva etapa en las negociaciones y que una nueva solución basada en la Constitución pueda lograrse", manifestó.
Recordó que la posición de su gobierno "siempre ha sido muy clara en repudiar el golpe de Estado y en apoyar el regreso del presidente Zelaya rápida y pacíficamente".
"Si algo le pasa al presidente Zelaya o a nuestra embajada será una violación al derecho internacional", advirtió.
Zelaya dijo que intenta contactar al gobierno interino. "A partir de ahora empezamos a buscar el diálogo... hago un llamado a las fuerzas armadas para que no derramen sangre inocente", dijo en una entrevista telefónica con la AP.
"Es hora de que bajen los fusiles", afirmó.
Una declaración aprobada en reunión extraordinaria de la Organización de los Estados Americanos (OEA) exigió "a las autoridades de facto plenas garantías para asegurar la vida e integridad física del presidente Zelaya y un trato consecuente con su alta investidura, así como el retorno a la presidencia de la República".
Sin referirse directamente al pronunciamiento del organismo regional, Micheletti expresó que "en el país prevalece la ley y no habrá disturbios ni violencia... la presencia de Zelaya en el país no cambia nuestra realidad (porque) él fue removido legalmente el 28 de junio por la Corte Suprema y el Congreso".
La secretaria estadounidense de Estado Hillary Clinton declaró que "es imperativo que el diálogo inicie, que haya un canal de comunicación entre el presidente Zelaya y el régimen de facto en Honduras".
"También es imperativo que el retorno del presidente Zelaya no conduzca a ningún conflicto o violencia y que todos actúen de manera pacífica para intentar encontrar un espacio de coincidencias", añadió.
Hasta antes del anuncio del toque de queda, miles de partidarios de Zelaya se arremolinaban afuera de la sede diplomática brasileña para intentar verlo. Ante la intempestiva restricción de las garantías individuales, miles de personas salieron precipitadamente de sus trabajos y corrían por las calles para abordar autobuses, taxis y vehículos particulares para regresar a casa antes del toque de queda, constató la AP.
Tras el golpe, Zelaya tuvo como base Nicaragua para movilizarse a los diferentes países de la región latinoamericana con el fin de promover su restitución en la presidencia hondureña.
El mandatario dijo a periodistas que el secretario general de la OEA José Miguel Insulza arribará el martes a Tegucigalpa para buscar una salida pacífica al conflicto.
El ministro de Defensa de facto, Lionel Sevilla, anunció en rueda de prensa que los vuelos a Tegucigalpa quedaron suspendidos por tiempo indefinido en un aparente intento por evitar el ingreso de Insulza y de partidarios de Zelaya.
Informó que Zelaya ingresó a Honduras, presuntamente procedente de Nicaragua, en un automóvil de una nación sudamericana, que especificó "no es Venezuela".
Asimismo, se registraron cortes selectivos de la electricidad por varias horas específicamente en las zonas capitalinas donde operan el canal 36 de televisión y Radio Globo, que respaldan a Zelaya.
Zelaya dijo a la AP que durante 15 horas utilizó varios transportes que lo llevaron por varias regiones del país, aunque evitó dar detalles, porque aseguró que recibió colaboración de distintas personas que de ser identificadas podrían ser dañadas.
Agradeció al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y a Amorim por permitir realizar sus primeras actividades desde su embajada en Tegucigalpa, aunque evitó mencionar qué tipo específico de apoyo recibió de la comunidad internacional para retornar a su país.
En una entrevista a canal 36 de televisión local, Zelaya instó a sus simpatizantes a congregarse el martes en Tegucigalpa "para rescatar al país".
Pero el viceministro de Seguridad de facto, Mario Perdomo, dijo a la AP que "evitaremos cualquier movilización hacia Tegucigalpa porque hay controles en las carreteras a fin de no permitir el ingreso de gente que venga a crear problemas a la capital".
Perdomo aseguró que la policía "está lista" para arrestar a Zelaya, a quien la fiscalía encauso en julio por cuatro delitos: atentar contra la forma de gobierno, traición a la patria, usurpar funciones públicas y abuso de autoridad.
El líder de los maestros, Eulogio Chávez, anunció en rueda de prensa una huelga por tiempo indefinido de los 60.000 educadores de Honduras.
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